El acuerdo arancelario con Estados Unidos ha avivado las tensiones políticas en Corea, donde el oficialismo y la oposición mantienen también un pulso por la reforma fiscal promovida por la Administración.
El gobernante Partido Democrático ha calificado de "exitosas" las negociaciones con Washington y ha argumentado que el pacto refuerza las perspectivas de recuperación y crecimiento de la economía nacional. Además, ha adelantado que impulsará con celeridad las iniciativas legislativas necesarias para maximizar los beneficios del acuerdo. La formación ha rechazado las críticas de la oposición sobre una supuesta cesión excesiva por parte de Seúl y las atribuye a una estrategia de confrontación política interna.
Por su parte, la principal fuerza opositora, Poder del Pueblo, ha centrado sus ataques en la reforma tributaria propuesta por el Ejecutivo, que contempla un aumento del impuesto de sociedades. A su juicio, la medida representa "una bomba fiscal" para las empresas, en un momento en el que el país necesita incentivar las inversiones en inteligencia artificial y tecnologías emergentes.
En este contexto, ha acusado al Gobierno de Lee Jae Myung de incoherencia y ha señalado que, tras aprobar un presupuesto suplementario de 30 billones de wones en gasto directo, ahora pretende financiarlo trasladando una mayor carga fiscal al sector privado.