El Gobierno se encuentra inmerso en la revisión final de su estrategia negociadora con Estados Unidos, con el firme propósito de proteger los intereses nacionales, a medida que se agota el plazo para cerrar las conversaciones sobre los aranceles recíprocos.

En este contexto, crece la expectativa en torno a la respuesta que dará la Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, a la propuesta de cooperación en el sector de la construcción naval, valorada en decenas de billones de wones. La iniciativa fue presentada el viernes 25 por el ministro de Industria, Comercio y Energía, Kim Jeong Kwan, al secretario de Comercio de EEUU, Howard Lutnick.

Según han informado las autoridades surcoreanas, uno de los principales puntos de fricción en el diálogo es la presión de Washington para que Seúl abra aún más su mercado agropecuario. El gran desafío para el equipo negociador radica en lograr una rebaja arancelaria significativa sin comprometer la competitividad de las industrias nacionales. No obstante, reconocen que, al igual que otros países que accedieron a flexibilizar su sector agrícola a cambio de menores tarifas, será difícil evitar concesiones en este ámbito.

Como alternativa, el Ejecutivo plantea una colaboración a gran escala en el sector naval. La sugerencia incluye inversiones de astilleros surcoreanos en territorio estadounidense, transferencia de tecnologías relacionadas con el sector y programas de financiación pública. Además, Corea prevé resaltar su papel como aliado clave y su contribución a la estrategia de seguridad regional impulsada por EEUU.

El objetivo de la delegación surcoreana es alcanzar una reducción arancelaria de al menos el 15%, un porcentaje equivalente al pactado por la Casa Blanca con Japón y la Unión Europea.