Los precios de la cesta básica total han registrado un incremento acumulado del 19,1% entre 2021 y mayo de 2025, superando con creces el aumento del Índice de Precios al Consumo (IPC) general, que en el mismo periodo se elevó un 15,9%. Esta diferencia refleja una presión económica notable sobre los hogares, especialmente en los productos de uso cotidiano.
La canasta incluye los 144 bienes y servicios adquiridos con mayor frecuencia para satisfacer las necesidades esenciales. Aunque el Banco de Corea fija actualmente la inflación general en torno al 2%, el encarecimiento sostenido de los productos indispensables crea entre la población una percepción más alta de que los precios han subido.
Esta impresión se ve acentuada por el alza en sectores como la alimentación, la vivienda y el vestuario, considerados fundamentales para la vida diaria. Según datos del banco central, el coste de estos tres componentes en Corea del Sur rebasa la media de los países de la OCDE, lo que agrava la presión sobre los hogares con menores ingresos. En estos casos, el gasto en bienes básicos representa un porcentaje significativamente mayor del consumo total, lo que amplifica el impacto de la inflación.
Ante esta situación, el Banco de Corea propone dos líneas de actuación: fomentar la competencia entre las empresas mediante la flexibilización de ciertas regulaciones, y diversificar las fuentes de importación de materias primas para reducir la dependencia de determinados mercados y reforzar la estabilidad del suministro.