El Gobierno sigue de forma ininterrumpida la evolución de la situación en Oriente Próximo ante la creciente tensión entre Israel e Irán, cuyas consecuencias ya se dejan sentir, entre ellas un fuerte repunte en el precio del petróleo.
La supervisión está a cargo de un equipo interministerial de medidas de emergencia, que en estos momentos evalúa el impacto de los ataques entre ambos países en los mercados financieros y en la economía global, en un contexto de volatilidad, especialmente en el suministro y los precios de materias primas.
También preocupa a las autoridades la posible disrupción en la logística internacional y en el transporte transfronterizo de mercancías que podría derivarse del conflicto. Por ello, se preparan medidas de respuesta rápida, entre ellas la movilización de embarcaciones provisionales, con el objetivo de garantizar el abastecimiento y minimizar los efectos económicos.