Al igual que en los partidos anteriores que jugó la selección de Corea del Sur en el marco del Mundial de Fútbol Alemania 2006, más de dos millones y medio de personas se volcaron a las calles en todo el país para seguir las alternativas del encuentro con Suiza en pantallas gigantes.

La principal congregación de fanáticos se dio en la plaza ubicada frente al Ayuntamiento de Seúl y en las avenidas céntricas, donde más de un millón de personas miró el partido a través de pantallas gigantes especialmente instaladas.

Desde la medianoche del viernes, las principales emisoras radio-televisivas del país organizaron actos especiales para animar el ambiente y a la espera de la tercera presentación de Corea en el Mundial 2006.

Otros sitios de congregación fueron el estadio mundialista de Seúl y miles de bares diseminados por el país. El partido comenzó a las 4 de la madrugada del sábado, hora de Corea.

Los fanáticos, vestidos con las características camisetas de los Diablos Rojos, la hinchada oficial de la selección nacional, alentaron al equipo con cánticos y todo tipo de elementos luminosos y banderas nacionales.

Una vez terminado el partido, la multitud compartió el pesar con los jugadores y cuerpo técnico de Corea del Sur, que lo lograron el objetivo de clasificarse a los octavos de final.