Las principales metrópolis de Corea se vieron invadidas por la gran hinchada de la selección nacional, los Diablos Rojos, que se congregó en las avenidas más grandes y en los estadios mundialistas de 2002.

Desde las 5 de la tarde de día 13 y hasta entrada la madrugada del miércoles 14, cientos de miles de coreanos vestidos de rojo y con todo tipo de accesorios luminosos para alentar al equipo en su primer compromiso del mundial ante Togo, se dieron cita frente a las enormes pantallas instaladas en plazas y calles. La policía calcula que casi dos millones de personas salieron a las calles para respaldar al equipo nacional de fútbol. Fuegos de artificio, rayos láser y mucha música acompañó a los fanáticos en la previa al partido y en los festejos posteriores.

Sólo en el centro de Seúl se congregaron más de 600 mil personas. Las principales emisoras televisivas prepararon eventos festivos en la plaza situada frente al ayuntamiento de la capital coreana para unirse al deseo por la victoria coreana, con la actuación de grupos musicales y afamados cantantes.

Los principales sitios de reunión de los fanáticos en la ciudad capital fueron la plaza frente al ayuntamiento de Seúl, la avenida que se extiende por Kwangwhamoon hasta el palacio Gyeongbok, el estadio mundialista de Sangam, y el arroyo Cheonggye.