Director: Jeon Seong Wu, Hwang In Jun
Castt: Stephen Kim Sou Hwan
Genre: Documental
Running_Time: 121 minutos
121 minutos
Argumento
El documental Esta Persona, El Cardenal, dirigido por Jeon Seong Wu y Hwang In Jun, presenta el retrato de ese líder espiritual del pueblo coreano en sus años finales. Muestra historias que muchas gente desconoce de la vida de Kim Sou Hwan, el hombre, así como sus características más prominentes, desde su surco subnasal que era más largo del promedio, su sonrisa ingenua, su voz firme, sus manos cálidas, su solemnidad, su sentido de humor, su honestidad, hasta la soledad que debió sentir como ser humano y sus dilemas.
Comentario
El núcleo de toda historia -ya sea ficticia o real- es el personaje que la protagoniza. Y en el documental Esa Persona, El Cardenal, las cámaras enfocan al difunto cardenal Stephen Kim Sou Hwan en sus últimos años de vida, en concreto, desde 2003 hasta su muerte en 2009. Kim Sou Hwan, que es el más famoso de todos los cardenales que hubo en la historia de la Iglesia Católica de Corea, fue una persona cálida y muy humana. Si bien fue respetado, querido, hasta alabado por millones de católicos y no católicos por ser un ejemplo de benevolencia y generosidad, también tuvo sus frustraciones, angustias y limitaciones. Así, en el documento Esa Persona, El Cardenal, es posible ver no solo al gran líder espiritual que es el cardenal Kim Sou Hwan, sino el hombre que es.
Puede que mucha gente piense que el cardenal Kim Sou Hwan debió haber seguido su camino sin titubeos ni inseguridades, ante la vida tan recta y constante que llevó. Sin embargo, quien conoce el ambiente y los contextos sociales en los que él actuó como líder religioso, no podrá pensar de esa manera. Pues, es innegable que incluso el cardenal Kim Sou Hwan, considerado un santo y que se mostraba tan firme en todas sus decisiones, fue una persona como cualquiera, que no podía dejar completamente al margen lo secular. De hecho, el documental muestra claramente cómo el cardenal se ve envuelto en frustraciones y agonías humanas, cada vez que su ideales chocan con la realidad. No obstante, lo que diferenció a este hombre y líder espiritural fue la actitud que tomó en esas situaciones, al decidir no rendirse ante los retos y los impedimientos que le ponía el mundo secular, para así formar su visión religiosa propia.
En la parte inicial del documental, hay una escena en la que el cardenal Stephen Kim Sou Hwan pregunta a quienes le vinieron a entrevistar y a filmarle en primavera de 2003, sobre cómo la gente le mira. Obviamente el, que entonces estaba en la etapa final de su vida, no había esa pregunta por miedo a lo que los demás podrían decir y pensar de su persona. Lo hacía para saber si por él, por sus acciones o por el hecho de que esté participando en el rodaje de un documental sobre su vida, alguien podría sentirse herido. De hecho, dicen que más tarde, el cardenal preguntó directamente si acaso no había personas lastimadas por su culpa. Esta conducta suya dice mucho de la persona y del líder religioso que es Kim Sou Hwan, y de las delicadas consideraciones que tuvo siempre con los demás. Asimismo, refleja su deseo de no dejar atrás nudos sin desatar, en caso de que hubiera gente dolida por algo que el dijo o hizo, ya sea con o sin intención.
Hacia el final, la película muestra cómo el cardenal Kim Sou Hwan se prepara para su muerte. Aunque vivió toda su vida entregado a Dios, la muerte era algo desconocido también para él. Y las escenas en las que el cardenal se alista para recibirla, conciencian a la gente sobre que todos -sea cual fuere la situación en la que esté cada uno o el estatus que ocupe- son iguales ante la muerte. Además, esas escenas motivan a quienes las ven a reflexionar sobre cómo deberían ser sus vidas y cuál la mejor forma de vivir, conmoviéndoles más allá de la religión.
El documental Esa Persona, El Cardenal, retrata al cardenal Stephen Kim Sou Hwan de entre los años 2003 y 2009. Sin embargo, la cinta sirve también como un buen testimonio sobre la vida que el vivió en las década de 1950 y 1960, cuando fue padre a cargo de la Iglesia de Andong, director de la Escuela de Bachillerato para Mujeres Seongui y presidente del diario Catholic Times de Corea. Y aunque no hace una alusión directa, la película recuerda a cómo el cardenal ofreció refugio a las “ovejas perdidas” del pueblo coreano, que no solo tuvo superar la guerra y sus consecuencias, sino también las posteriores dictaduras militares y la opresión política y social. De él, los coreanos aún recuerdan cómo criticó abiertamente al gobierno dictatorial de Park Chung Hee en la misa de Nochebuena de 1971, cómo describió como una cruel escena sacada de una película de vaqueros el golpe de Estado del 12 de diciembre de 1979, impulsado por Chun Doo Hwan, y cómo compartió el dolor y sufrimiento de los habitantes de Gwangju, escenario de una brutal masacre que hubo en esa ciudad en mayo de 1980 bajo las órdenes de los entonces líderes militares.