Japón continúa sin cumplir la promesa adquirida con motivo de la inclusión de las minas de la isla de Sado en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.
Así se desprende del informe que el Comité del Patrimonio Mundial exigió al Gobierno japonés y cuyo contenido fue dado a conocer el lunes 15. El documento aborda el estado actual de conservación y gestión de las minas, pero omite un aspecto esencial de su historia: la movilización forzosa de trabajadores y la explotación laboral que se produjeron en ese enclave industrial.
En consecuencia, el texto no satisface los requisitos establecidos por el Comité del Patrimonio Mundial, que el año pasado condicionó la inscripción de las minas de Sado al cumplimiento de ocho recomendaciones. Entre ellas figuraba la exigencia de que Japón preparara las instalaciones y adoptara las medidas necesarias para dar a conocer la historia completa del lugar, sin omisiones.
A este respecto, una fuente del Ministerio de Relaciones Exteriores surcoreano señaló que ni en el museo de las minas de Sado ni en otras instalaciones o paneles informativos de la zona existen referencias a los trabajos forzosos. Según explicó, tanto esta ausencia de información como el contenido del informe presentado constituyen la prueba más clara del incumplimiento por parte de Japón, no solo de las recomendaciones y decisiones del Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, sino también de los compromisos asumidos por el propio Ejecutivo nipón.