Estados Unidos y China concluyeron el martes 29 (hora local) su tercera ronda de negociaciones comerciales, celebrada durante dos días en Estocolmo (Suecia), con avances significativos y la posibilidad de extender la actual tregua arancelaria.
Tras el encuentro, el Gobierno chino anunció que buscará prorrogar el aplazamiento del arancel recíproco del 24% impuesto por Washington, así como de las medidas de represalia adoptadas por Beijing. El nuevo período de gracia tendría una duración de 90 días, igual que en la ronda anterior, lo que permitiría mantener la pausa hasta principios de noviembre.
Ambas delegaciones subrayaron los progresos logrados hasta ahora y coincidieron en que el diálogo fue "profundo y constructivo", centrado en asuntos de interés común.
No obstante, el secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent, reconoció que aún existen discrepancias importantes. Entre los temas más sensibles para las autoridades chinas mencionó la importación de petróleo iraní y la sobreproducción en varias industrias.
Bessent aclaró que la Casa Blanca no busca desvincularse de China en sectores estratégicos como las tierras raras o los semiconductores, sino reducir los riesgos asociados a ellos, y destacó la importancia de mantener abiertos los canales de comunicación.
Por su parte, el presidente estadounidense, Donald Trump, expresó su satisfacción con los resultados de las conversaciones y adelantó que es probable que se reúna con su homólogo chino, Xi Jinping, antes de que finalice 2025. No obstante, advirtió que la aprobación oficial de los acuerdos dependerá del informe que recibirá el miércoles 30.
En caso de que no se ratifique el entendimiento alcanzado, EEUU podría restablecer los gravámenes al nivel del 34% fijado el pasado 2 de abril, o bien imponer una nueva tasa, según explicó Bessent.