El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas convocó el día 25 un debate sobre el segundo lanzamiento del cohete espacial de Corea del Norte para poner en órbita un satélite de reconocimiento militar, aunque la reunión concluyó sin avances.
Convocada a petición de Estados Unidos, también contó con los representantes ante la ONU de Corea del Norte y de Corea del Sur, que ostenta la categoría de miembro no permanente del Consejo de Seguridad.
Linda Thomas-Greenfield, embajadora estadounidense ante Naciones Unidas, explicó que aunque el lanzamiento fracasara sigue incumpliendo las resoluciones del Consejo de Seguridad, y enfatizó que la insistencia de Pyongyang en referirse al desarrollo nuclear como un medio de autodefensa solo refleja la paranoia de ese país, reiterando que el régimen de Kim Jong Un fabrica armas en detrimento del bienestar de sus ciudadanos.
En sintonía con la postura de Washington, la mayoría de los miembros permanentes y no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU condenaron el nuevo lanzamiento de Corea del Norte, aunque no lograron resultados tangibles como una nueva declaración ante el veto de China y de Rusia.