Julie Turner, designada como enviada especial de Estados Unidos para los derechos humanos de Corea del Norte, se comprometió a esforzarase en promover el debate sobre derechos humanos del régimen norcoreano ante la ONU, así como para intentar que los principales responsables de la precaria situación humanitaria en dicho país paguen por sus culpas.
Así lo expresó durante una audiencia ante el Comité de Asuntos Exteriores del Senado estadounidense el miércoles 17, al señalar que la crisis humanitaria empeoró en Corea del Norte al llegar la pandemia del covid-19, pues el régimen norcoreano reforzó el control interno.
Según Turner, los reclutamientos masivos de adolescentes se hicieron más recurrentes y la distribución de alimentos se realiza de forma beneficiosa para el Ejército, mientras que millones de habitantes sufren escasez de alimentos.
También enfatizó que los ataques y abusos contra los derechos humanos por parte del régimen están directamente vinculados a sus programas de armas, pues se financian mediante la explotación de sus ciudadanos.
De aprobarse su nombramiento, se comprometió a cooperar estrechamente con socios y aliados, como Corea del Sur, para promover los derechos humanos en el Norte y aumentar el acceso a la información de los norcoreanos.
El cargo de enviado especial sobre derechos humanos norcoreanos del Departamento de Estado estadounidense lleva vacante los últimos seis años.