Japón espera comenzar el vertido de aguas residuales de Fukushima al océano en julio, pero persisten factores de riesgo en la central nuclear.
Recientemente se ha dado a conocer que la desinstalación de tuberías y tanques contaminados con material radiactivo tras el accidente de 2011 está estancada pues al derretirse el combustible nuclear podría haber traspasado el suelo del reactor atómico de Fukushima I.
Pese a todo, la prensa ha anunciado que el vertido comenzará a partir de julio, pues la excavación del túnel para vaciar las aguas residuales al océano sigue su curso.
Pero al mismo tiempo la oposición de la sociedad civil al vertido es feroz. Los activistas medioambientales surcoreanos consideran inaceptable que el Gobierno japonés prosiga con su plan de vertido de aguas residuales de la central de Fukushima al océano, cuando ni siquiera han logrado controlar el problema de la contaminación radiactiva en la planta y alrededores.
Así, elevaron una queja por escrito al Ministerio de Economía e Industria de Japón, y también a Tepco, empresa a cargo de la central de Fukushima, aunque Tokio se negó a recibirlas.
Así las cosas, se prevé que la solidaridad entre grupos civiles de Corea y Japón en contra del vertido cobrará fuerza.