La 27ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), culminó en Egipto con un acuerdo histórico para crear un nuevo "fondo pérdidas y daños".
Es trasfondo es que los países desarrollados compensen a aquellos en vías de desarrollo, relativamente más vulnerables a la crisis climática, provocada por los procesos de industrialización y el prolongado uso de combustibles fósiles.
El pacto llegó tras un acalorado debate entre los países desarrollados, pues aunque aceptaron aportar dichos fondos no reconocieron su responsabilidad sobre el cambio climático.
De antemano, eso deja entrever que aunque logren crear un "fondo pérdidas y daños", el debate para controlar el diseño y el destino de esos fondos será feroz, siendo el principal escollo definir la metodología para calcular las pérdidas y los daños del cambio climático, estimados en unos 700 billones de wones solo al contabilizar los de las últimas dos décadas.
Además, la COP27 decidió mantener el objetivo de calentamiento por debajo de 1,5 grados, aunque fracasó al definir los niveles de reducción de uso de combustibles fósiles, incluido el gas natural.