El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, conversó por teléfono con el primer ministro japonés, Fumio Kishida, sobre las 10 y 30 de la noche del martes 4 (hora coreana).
Durante los 25 minutos de la llamada, ambos líderes condenaron fuertemente el último ensayo balístico de Corea del Norte, criticando que supuso una grave amenaza para el pueblo japonés, al tiempo de desestabilizar la región del Indo-Pacífico.
Ambos se comprometieron a esforzarse al máximo para reducir la capacidad de Pyongyang de promover sus armas de destrucción masiva.
En tanto, la Casa Blanca declaró que impulsará una cooperación trilateral en materia de seguridad a largo plazo entre Corea del Sur, Estados Unidos y Japón, mientras que el Departamento de Defensa de Washington confirmó que llevaron a cabo diversas maniobras aéreas conjuntas con Seúl y Tokio en el Mar Amarillo y Mar del Este, para demostrar la fuerza disuasoria y la capacidad militar combinada de los aliados.
Además, el Departamento de Estado estadounidense criticó que Pyongyang haya completado 39 ensayos balísticos solo este año, aunque reiteró su compromiso por lograr una desnuclearización total de la península coreana por la vía diplomática.