El Gobierno de Japón decidió proponer la inclusión en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco de las minas de la isla de Sado, lugar donde explotó y sometió a trabajos forzosos a obreros coreanos.
Nada más aprobar el gabinete de Tokio la decisión, el ministro portavoz japonés, Hirokazu Matsuno, declaró que hará todo lo posible para que las minas de oro de Sado sean debidamente reconocidas como patrimonio cultural y que, en este proceso, debatirá con respeto pero también con mente fría con los países vecinos, como Corea.
Agregó que, como bien anunció el primer ministro Fumio Kishida, el Gobierno nipón se prepara para operar un equipo de trabajo exclusivo para el proyecto en cuestión.
Las autoridades de Tokio estiman que la inclusión de las minas de Sado en la Lista del Patrimonio Mundial se decidirá posiblemente en verano de 2023. Sin embargo, la prensa local anticipa la posible dilatación del proceso de evaluación pertinente en la Unesco, en vista de que esta organización internacional insta a Japón a celebrar consultas con Corea sobre dicho sitio.