Las naciones participantes en la COP26 han pactado disminuir gradualmente el uso del carbón para generar electricidad y duplicar hasta 2025 los fondos de adaptación al cambio climático, además de revisar nuevamente en 2022 los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, para limitar a 1,5ºC el aumento de la temperatura terrestre.
Así, la Conferencia de las Partes Contratantes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático -o COP26- adoptó el sábado 13 el "Acuerdo de Glasgow" con la aprobación de los cerca de 200 países que acudieron a la reunión.
El texto del acuerdo refleja medidas para disminuir por fases las centrales eléctricas de carbón y también por recortar las subvenciones a combustibles fósibles, siendo la primera vez que un documento redactado por la COP26 alude explícitamente al carbón y a los combustibles fósiles. Sin embargo, respecto a la versión original, el texto fue modificado con términos más flexibles ante el rechazo de China y de India, de ahí que la expresión "frenar" la generación eléctrica a base de carbón fue reemplazada por "reducir", a petición de los representantes indios.
Los países asistentes a la COP26 lamentaron a su vez, el incumplimiento por parte de las naciones desarrolladas de la promesa de hacer una contribución anual de 100.000 millones de dólares al Fondo del Clima y les instaron a elevarla hasta 2025.
Además, decidieron duplicar en torno a ese año los fondos para ayudar a países pobres en la adaptación a los cambios y consecuencias del calentamiento global, respecto a 2019 y adoptaron pautas pormenorizadas sobre el mercado internacional de carbono, aludido en el artículo 6 del Acuerdo de París. Dichas pautas buscan establecer un sistema internacional unificado y más transparente para el comercio de derechos de emisión, e incluyen medidas para prevenir el doble conteo, que registra el volumen de emisiones reducidas tanto para la parte que vende los derechos como para el comprador.