Desde el martes 9 hasta el día 12, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) analizará junto con otras entidades la capacidad del Gobierno japonés de gestionar y procesar aguas radiactivas, como paso previo al vertido de aguas residuales de la Central Nuclear de Fukushima al océano, que las autoridades de Tokio planean comenzar en 2023.
Concretamente, analizarán las aguas del entorno de la planta nuclear y muestras del fondo marino circundante, para comprobar si los sistemas de vigilancia de radiactividad y gestión de aguas residuales de Japón son eficaces.
En dicha actividad de seguimiento también participarán entidades de otros países, como Alemania, Francia y Corea del Sur, y más adelante, en diciembre, la OIEA enviará un equipo internacional para comprobar la seguridad del plan de vertido.