El Fondo Monetario Internacional estima que los precios al consumidor subirán hasta el tope entre octubre y noviembre de 2021, pero en 2022 bajarán paulatinamente hasta bajar el nivel previo a la pandemia.
La entidad presenta este pronóstico en el apartado sobre riesgo de inflación en su Informe sobre Perspectiva Económica Mundial, donde augura que en otoño de 2021 los precios al consumidor registrarán un aumento del 3,6% en las naciones desarrolladas, para luego bajar un 2% hasta mediados del próximo año. En cuanto a los países emergentes y en vías de desarrollo, el FMI prevé que los precios ascenderán un máximo del 6,8% y caerán un 4% en 2022.
En países desarrollados y emergentes, la subida deriva de la burbuja inmobiliaria y la insuficiente oferta de vivienda, mientras que en aquellos en vías de desarrollo se atribuye al encarecimiento de alimentos y a la devaluación de monedas, que en el peor escenario podrían agravar el riesgo de inflación.
Sin embargo, como factores comunes el FMI menciona la demanda reprimida en tiempos de pandemia, el aumento de los ahorros respaldado por políticas financiero-fiscales expansivas, el brusco encarecimiento de los bienes y la inestabilidad en las cadenas de suministro.