El viernes 10, Corea del Sur reportó 1.892 nuevos casos de COVID-19: 1.857 domésticos y 35 importados.

La zona capitalina concentra el 74% de esos casos, con 666 nuevos contagios en Seúl, 603 en Gyeonggi y 117 en Incheon. En tanto, fuera de la capital, la mayoría de las regiones registraron una suma de dos dígitos: Chuncheong del Sur 77 casos, Daejeon 48 y Busan 38.

El número de los vacunados con la primera dosis totaliza en el país 438.000 personas (62,6% de la población), y 290.000 (37,8%) ya completaron la pauta.

El Gobierno ha expresado preocupación por el repunte de casos en la zona capitalina, si bien en otras regiones la curva de contagios se ha aplacado.

En una reunión sobre coronavirus celebrada el viernes 10, el primer ministro Kim Boo Kyum advirtió que la actual cuarta ola de contagios podría empeorar y prolongarse si la festividad del Chuseok deriva en un círculo vicioso de contagios interregionales.

Así, llamó a un estricto cumplimiento de las pautas de seguridad, enfatizando que por mucho que avance la campaña de vacunación, si no logran rebajar los contagios, no será posible avanzar hacia la normalización que tanto se anhela.

En ese contexto, señaló que el último ajuste de medidas para la población vacunada no debería ser interpretado como una relajación de las medidas de seguridad.

Asimismo, avanzó que ampliará las pruebas preventivas en instalaciones de riesgo antes de Chuseok, a fin de atajar la propagación del virus en la zona capitalina.

Ante la prolongada ola de contagios, la tasa de ocupación de las camas hospitalarias para enfermos en estado crítico asciende al 75% en Ulsan, y supera el 70% en Daejeon y Chungcheong del Sur.

Así las cosas, el Gobierno emitió un decreto administrativo ordenando asignar más camas hospitalarias. Concretamente, añadirán 146 camas adicionales para enfermos críticos, y unas mil para aquellos con síntomas graves o moderados.