Según informó el diario The Wall Street Journal la administración de Joe Biden mantiene actualmente debates internos para reformar el programa de sanciones contra aquellos estados que considera "países enemigos", como Irán o Corea del Norte.
La reforma buscará que las sanciones no generen daños económicos directos o ejerzan excesiva presión sobre esos países, además de aplicarse conjuntamente por Estados Unidos y sus aliados, y no solo por Washington de forma unilateral.
El objetivo es definir sanciones menos drásticas que las de la administración de Donald Trump, pues el actual Gobierno estadounidense considera que aunque pueda ser efectiva a corto plazo, a la larga una excesiva dureza no favorecerá cambios ni pactos diplomáticos.
Así, actualmente debaten sobre las posibles sanciones a adoptar contra Corea del Norte para lograr que dicho país avance en el proceso de desnuclearización. Sin embargo, se desconoce si esos debates conducirán a una desactivación o flexibilización de sanciones, pues Washington valora endurecer aún más las sanciones por corrupción o vulneración de derechos humanos, y en concreto sigue de cerca la situación de los derechos humanos en Corea del Norte.
Se prevé que los resultados de esos debates estadounidenses sobre las sanciones contra "países enemigos" serán anunciados durante los próximos meses.