Hasta las 0 horas del viernes 11, Corea del Sur reportó 689 nuevos casos de COVID-19, con 673 domésticos. Por regiones, Seúl registró 250, la mayor cifra, seguido de Gyeonggi con 225 contagios, de Ulsan con 47 y de Incheon con 37.  

Actualmente hay 169 pacientes graves, tres menos que el día anterior, y el total de muertes por COVID-19 se eleva a 572, tras fallecer ocho personas más en total. 

Las autoridades sanitarias advierten de una situación más severa que la primera ola registrada en febrero, pues perduran los contagios por contacto disperso entre amigos y familiares. 

Pese a la dificultad de la situación ,intentan frenar los contagios, aislando preventivamente a aquellos que entraron en contacto con positivos y reforzando el rastreo de portadores desconocidos. 

Así, designarán las próximas tres semanas como "periodo especial de diagnóstico", y habilitarán 150 quioscos de pruebas en las zonas con mayor concentración de gente, como barrios universitarios, estaciones de Seúl y Yongsan, y el Parque Tapgol, entre otras. 

Asimismo, el seguro médico cubrirá el test rápido de antígenos a partir del 14 de diciembre, mientras que unos 800 soldados, policías y funcionarios en prácticas se incorporarán a las tareas de vigilancia y rastreo.