Corea del Sur reportó el viernes 47 nuevos casos de COVID-19, 41 domésticos y 6 del exterior. La zona capitalina sigue siendo la más preocupante, con un 88% de los casos locales. Concretamente, Seúl reportó 17 casos, Gyeonggi 15 y hubo 4 más en Incheon.
Si bien no han surgido brotes en masa, como se anticipaba para después de Chuseok, después de rebajar las medidas de distanciamiento social a Nivel 1, siguen apareciendo infecciones grupales por reuniones familiares o de allegados.
En cuanto al sanatorio de Busan, donde recientemente hubo un contagio grupal, no hay casos adicionales, y más de 1.400 pacientes y empleados de cinco sanatorios cercanos han sido sometidos al test, sin más positivos.
En tanto, ante la convocatoria de 147 protestas programadas para el sábado 17 en el centro de Seúl, el Gobierno ha notificado que prohibirá aquellas que congreguen a más de 100 participantes.
También se pronunció sobre la petición ciudadana de cobrar los tratamientos a aquellos infectados tras participar en manifestaciones, afirmando que actuará con contundencia contra los que incumplan las normas, a los que reclamará una indemnización por los daños causados.
Además han decidido prohibir la entrada al país de marineros procedentes de países de alto riesgo en un plazo de 14 días, y adoptar estrictas medidas contra los barcos que falsifiquen certificados del test PCR (reacción en cadena de polimerasa).
Por último, designó el periodo del 17 de octubre al 15 de noviembre como "periodo de prevención especial", reforzando el control sanitario en parques nacionales, arboretos, templos, buses turísticos y áreas de servicio de autopistas, considerando la posible concentración de turistas por la temporada otoñal.