El presidente estadounidense, Donald Trump, lideró una reunión en la Asamblea General de la ONU para defender la libertad religiosa y emitió un llamado a la comunidad internacional a esforzarse por acabar con la persecución de minorías religiosas en el mundo.
Durante el discurso, Trump destacó que el 80% de la población mundial vive en países donde la libertad religiosa está amenazada, restringida o incluso prohibida. Así, dijo que Estados Unidos insta a las naciones de todo el mundo a poner fin a la persecución religiosa.
Así, el mandatario norteamericano citó los atentados terrorismos en la sinagoga de Pittsburgh y en las mezquitas musulmanas de Nueva Zelanda, así como los bombardeos en Sri Lanka, pero no hizo mención alguna a Corea del Norte.
En tanto, el vicepresidente de la Casa Blanca, Mike Pence, mencionó a Irak, China, Nicaragua y Venezuela, como ejemplos de países que reprimen la libertad religiosa, pero no mencionó a Pyeongyang, aunque el régimen norcoreano es uno de los principales países en cuanto a represión religiosa, según el Departamente de Estado estadounidense.
Esa omisión deja entrever la intención de Washington de no provocar a Corea del Norte antes de reanudar las negociaciones sobre desnuclearización.