El miércoles 28 entró en vigor en Japón la reforma de la Ley de Control del Comercio que excluye a Corea del Sur de la lista de países fiables para exportar bienes estratégicos.
La medida implica que Tokio deberá autorizar todo envío a Corea de productos que considere pueden ser usados con fines militares, llegando a limitar o hasta bloquear las exportaciones japonesas al mercado surcoreano.
Así, el Gobierno nipón hizo caso omiso a la declaración del premier surcoreano, Lee Nak Yon, quien sugirió que Corea podría reconsiderar la decisión de no extender el acuerdo de intercambio de información militar si Tokio retiraba las restricciones comerciales.
Al respecto, Tokio reiteró el martes 27 que el control de las exportaciones y el acuerdo de información militar son temas distintos.
En particular, el canciller Taro Kono alegó que el principal motivo de controversia entre ambos países es el acuerdo intergubernamental de reclamación de indemnización por daños ocasionados durante el colonialismo firmado en 1965, y hasta realizó comentarios que pueden ser percibidos como una provocación verbal, al afirmar que "Corea debe comprender que es imposible reescribir la historia".