El viernes 1 se llevó a cabo una ceremonia fúnebre para despedir a Kim Bok Dong, la esclava sexual surcoreana que luchó arduamente por conseguir una disculpa oficial del Gobierno japonés y una indemnización legal para compensar los daños y perjuicios sufridos por las víctimas de la esclavitud sexual en tiempos de guerra.
Tras dejar atrás su altar en el Hospital Severance de Seúl, el cortejo fúnebre pasó por la que fuera su residencia estos últimos años, la Casa de la Paz dedicada a las víctimas, y posteriormente se dirigió hacia la embajada de Japón, frente a la cual tuvo lugar una ceremonia durante una hora. Por último, los restos mortales de Kim fueron enterrados en un cementerio en Cheonan, provincia de Gyeonggi.
Mientras, las comunidades coreanas de Washington y Chicago en Estados Unidos, de Sídney en Australia y de Auckland en Nueva Zelanda, entre otras, también habilitaron un altar para rendir homenaje a la víctima de esclavitud sexual.