El Gobierno estadounidense mantiene prudencia y no ha reaccionado ante la cuarta visita a China del líder norcoreano Kim Jong Un. Sin embargo, todo indica que actualmente analiza a fondo las posibles repercusiones de ese viaje, de cara a la activación de preparativos para una segunda cumbre entre Donald Trump y Kim Jong Un. 

Al respecto, el Departamento de Estado estadounidense respondió martes 8 a la petición de comentarios relacionados con la visita de Kim Jong Un a China, que deberían consultar a las autoridades de Beijing. 

Trump tampoco hizo ningún comentario, ni siquiera en su cuenta de Twitter, sobre las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China. 

La cautela de Washington, según los expertos, obedece a que cualquier reacción podría afectar a la coordinación de la segunda cumbre con Corea del Norte. Además, refleja la firme postura de la Administración Trump de no dejarse influir por la estrategia de Pyongyang, de intentar obtener ventaja en las negociaciones con Estados Unidos al estrechar lazos con China. 

Al respecto, entre las ciudades candidatas a albergar la segunda cumbre entre Donald Trump y Kim Jong Un, como son Hawái de Estados Unidos, Bangkokg de Tailandia y Hanói de Vietnam, la última emerge con fuerza como posible sede del encuentro, considerando que el líder norcoreano podría viajar en su avión privado sin escalas, y que Corea del Norte tiene representación diplomática permanente en Vietnam.