La Justicia ha fijado un nuevo estándar a la hora de valorar los delitos por acoso sexual.
En abril de 2015, un profesor universitario que fue despedido tras verse involucrado en 14 casos de acoso sexual con diversas alumnas, recurrió al Comité de Apelación de Educadores de Corea, alegando que su despido fue injusto.
Al respecto, en primera instancia el despido se consideró motivado; pero en segunda instancia dieron la razón al acusado, pues las víctimas continuaron yendo a clases del agresor aún tras los abusos, y decidieron denunciarle con bastante demora.
No obstante, el Tribunal Supremo revirtió la sentencia, enfatizando que al deliberar sobre acoso sexual ha de respetarse el equilibrio de género, y considerar que las víctimas muchas veces optan por mantener la relación con el agresor o bien tardan mucho tiempo en denunciar los hechos por temor.
Un alto funcionario resaltó que es la primera vez que el Tribunal Supremo establece estándares concretos para abordar los procedimientos por acoso sexual.