Las mujeres surcoreanas forzadas a servir sexualmente por el Ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial han expresado su fuerte oposición a la decisión del Gobierno de Seúl de usar la indemnización por parte de Japón para repartir en efectivo a las víctimas.

Kim Bok Dong de 90 años, una de las afectadas, ofreció una conferencia de prensa el viernes 26 donde declaró su oposición a la utilización del fondo de 1.000 millones de yenes, alegando que el Gobierno está haciendo caso omiso de las opiniones de las víctimas y sus familiares. 

Añadió que el motivo por el que ellas han luchado no es recibir dinero por parte de Japón sino recuperar su honor. Además, las autoridades niponas requieren a Corea, bajo el pretexto de ofrecer cierta cantidad de dinero, la retirada de la estatua de una niña que simboliza la esclavitud sexual de Japón. 

Kim puntualizó que continuarán luchando hasta que muera la última víctima de esta atrocidad nipona y pidió una sincera y oficial disculpa al primer ministro Shinzo Abe.