Se ha dado a conocer que Corea del Norte inició a una intensa inspección a sus funcionarios en el extranjero, así como a empresarios y comerciantes.

A través de diversas fuentes, se ha revelado que un equipo de inspección conformado por representantes del Partido de los Trabajadores, el Servicio de Inteligencia y la Policía Nacional están realizando una exhaustiva investigación sobre las oficinas diplomáticas y comerciales fuera de Corea del Norte. 

Asimismo, Kim Jong Un ha ordenado la repatriación de la mayoría de los diplomáticos y empleados de las embajadas norcoreanas en el extranjero, dejando casi paralizadas sus actividades. 

El Gobierno comunista no solo intenta detectar a los posibles funcionarios que desean abandonar su país, sino que en caso de confirmarse, también penalizará estrictamente a sus jefes, por lo que se estima una purga masiva en Pyongyang.