Ante el aumento de la deserción de norcoreanos de la clase media y alta que trabajan en el extranjero, el régimen de Kim Jong Un ha decidido reforzar el control de sus ciudadanos fuera del país enviando equipos de inspección. 
Según lo revelado por diversas fuentes, el gobierno de Pyongyang despachó urgentemente a varios grupos de inspección a sus embajadas y oficinas comerciales en el extranjero, para advertir de los riesgos que podrían correr en caso de abandonar su Estado, además de ordenar la inmediata repatriación de todos aquellos con sospechas de posible deserción. 
Es más, el joven líder comunista, Kim Jong Un, ordenó a los agentes revisar las computadoras y los teléfonos personales de todos los trabajadores en el extranjero y así descubrir a quienes están en contra de su Gobierno o pretenden dejar el país. 
Este hecho es bastante inusual, pues si bien en el pasado hubo inspecciones de los norcoreanos fuera del país, nunca había sido tan estricta como ahora. Al respecto, se cree que la reciente entrada a Corea del Sur de un alto diplomático de la Embajada norcoreana en Londres y el grupo de 13 trabajadores norteños en un restaurante de China ha enfadado mucho a Kim Jong Un.