Después de que la Justicia norcoreana sentenciara a cadena perpetua a dos surcoreanos retenidos, Kim Guk Gi y Choe Choon Gil, el Gobierno surcoreano exhortó a Pyongyang la inmediata liberación de ambos ciudadanos, al tiempo de manifestar que no puede aceptar ese fallo unilateral.
Mediante un comunicado emitido en nombre del Ministerio de Reunificación Nacional, Corea del Sur lamentó que el Norte haya realizado un pleito formal sin salvaguardar los derechos básicos de los detenidos, a los que ha condenado a trabajo forzado de por vida.
Añadió que los procedimientos legales adoptados por las autoridades norcoreanas, sin ofrecer una explicación previa al Gobierno de Seúl, ni a los familiares de los arrestados, van en contra tanto de los protocolos internacionales, como de los derechos humanos.