Respecto al ataque sufrido por el embajador estadounidense en Corea del Sur, Mark Lippert, la Agencia Central de Noticias de Corea del Norte manifestó el jueves 5, que se trata de un castigo del pueblo surcoreano al país norteamericano, enfadado por los ejercicios militares conjuntos surcoreano-estadounidenses.
Mediante un editorial publicado sólo 10 horas tras los hechos, la agencia norcoreana aseguró que el atentado es una clara expresión del rechazo surcoreano a las maniobras militares conjuntas, y prueba de la presunta intención de EEUU de provocar una escalada de tensión en la península coreana.
La televisión central de Pyongyang también cubrió el incidente en su informativo del jueves noche, con imágenes del diplomático estadounidense sangrando y noticias sobre el ataque emitidas desde EEUU.
Ante tal reacción de Corea del Norte, el Ministerio de Reunificación Nacional del Sur condenó rotundamente que el país comunista intente tergiversar y falsificar la esencia del incidente; y puso el dedo en la llaga, al enfatizar que esa reacción prueba que Pyongyang no se opone al terrorismo en absoluto, tal y como viene argumentando.