Una fuente de las Fuerzas Armadas de Corea del Sur ha informado que al disparar 2 misiles Rodong en marzo, Corea del Norte aumentó intencionalmente el ángulo de lanzamiento, pero disminuyó el alcance de los proyectiles.
Los misiles Rodong tienen un alcance máximo de 1.300 kilómetros y como objetivo principal las bases del ejército estadounidense ubicadas en Japón. Sin embargo, en marzo, Pyongyang programó dichos misiles para que alcanzaran una altura de 160 kilómetros, acortando su alcance a 650 kilómetros.
La misma fuente de las Fuerzas Armadas surcoreanas ha explicado que, si Corea del Norte lanza desde la retaguardia esos proyectiles con un ángulo de lanzamiento mayor, aumentará su velocidad de descenso y será difícil derribarlos con los misiles Patriot PAC-2 o PAC-3.
Al respecto, el portavoz del Ministerio de Defensa, Kim Min Suk, confirmó que en efecto, los misiles Rodong disparados por Corea del Norte el pasado marzo mostraron una velocidad de descenso de Mach 7, o sea 7 veces mayor que la velocidad del sonido. Sin embargo, ha puntualizado que es díficil afirmar que con ese lanzamiento Corea del Norte tratara de esquivar el sistema de intercepción de misiles de Corea del Sur.
En cuanto a las alegaciones sobre que Corea del Sur debería introducir en su territorio el THAAD o sistema de Defensa Aérea Terminal de Gran Altitud de Estados Unidos, el vocero enfatizó que por el momento la adopción de este sistema no se incluye entre los planes del Gobierno.