La Corporación Coreana de Electricidad está a punto de desechar los equipamientos de los reactores nucleares de agua ligera para Corea del Norte, cuya construcción fue interrumpida en 2006.

Según un informe publicado por el diputado Kim Chung Hoon del partido oficialista Gran Nación, dicha corporación tras la interrupción de las obras de construcción de los reactores nucleares en la región norcoreana de Sinpo, firmó un contrato con KEDO, Organización para el Desarrollo de Energía de la Península Coreana, ente responsable del proyecto.

En ese contrato, la Corporación de Electricidad de Corea del Sur se encargaba de los equipamientos instalados en dichas obras que costaron unos 830 millones de dólares.

El informe indica que dado los enormes gastos de almacenamiento, más vale desecharlos. Detalla que no se pueden exportar al exterior por el bajo nivel de la tecnología de turbinas y que tampoco se pueden aprovechar en las centrales nacionales por lo que es más económico deshacerse de ellos. No obstante, la compañía decidió conservarlos hasta el año 2010 en previsión de que se reanuden las obras.

El diputado conservador señaló que esto es un fruto de la exagerada política de tolerancia del anterior gobierno y urgió a la Corporación Coreana de Electricidad a buscar medios para minimizar los gastos que puede ocasionar a la ciudadanía.