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Hoy nos quedamos muy cerca de los estudios de KBS World Radio porque el Festival de los Cerezos en Flor más importante de Seúl se desarrolla en Yeouido, en la avenida Yunjung-ro윤중로. Para llegar hasta allí, hay que tomar la línea 5 del metro, la de color violeta, y hay que bajarse en la estación Yeouinaru. Más de 1.600 cerezos adornan la avenida a ambos de la calle, creando uno de los paisajes de primavera más hermosos que puedan imaginarse. El año pasado y el anterior, se cancelaron todos los festivales de los cerezos del país por el COVID-19, llegándose incluso a acordonar la zona y cerrar los baños para evitar que la gente estacione los vehículos y pasee por la avenida. Sin embargo, gracias a que se han flexibilizado las medidas de distanciamiento social, este año se permite transitar libremente por la zona, aunque no se han habilitado los puestos de venta de comida en la calle ni se iluminan los cerezos de noche, lo cual es una lástima porque realmente es un espectáculo que deja boquiabiertos a todos los que lo contemplan. Por otra parte, este año la floración de los cerezos en Seúl se ha atrasado una semana aproximadamente con respecto a otros años debido a que las temperaturas han permanecido un poco bajas. Como las flores han empezado a abrirse estos días, recién el fin de semana de la próxima semana estarán en todo su esplendor. 

Quizás algunos se pregunten qué tienen de especial las flores de los cerezos para que se organicen festivales con ellas como tema. Las flores del cerezo son de color rosa pálido, casi blanco, con estambres de color rojizo. Crecen de forma abigarrada, formando racimos, cubrriendo todas las ramas, de modo que, vista de lejos, la copa del árbol parece como cubierta de nieve. Esta impresión se intensifica porque las hojas verdes aparecen recién cuando comienzan a caerse las flores. Todo el proceso de floración, desde la que se abren hasta que se marchitan, dura aproximadamente dos semanas. Seguramente es por esta razón que en el lenguaje de las flores significa la fugacidad de la belleza y la temporalidad de la existencia, pero también se las asocia con el renacer y la transformación de la vida. Sin duda, son el mejor símbolo de la primavera. A diferencia de otras flores, no se marchitan en la rama, si no que los pétalos se desprenden en masa a cada ráfaga del viento y vuelan por los aires, creando la sensación de que llueven las flores. Sin duda, ver caer los pétalos de los cerezos es tan o más hermoso que ver las flores en su plenitud.

Los cerezos coreanos tienen un valor eminentemente ornamental. Los frutos se abren y maduran a fines de la primavera o principos del verano. Son pequeñas bolitas de color rojo intenso, casi morado o negro, pero no se recogen ni se venden como fruta. La madera de los cerezos tampoco se aprovecha mucho, aunque vale la pena mencionar que la famosa Tripitaka Coreana, es decir, las planchas de madera en las que están grabadas los sutras o textos sagrados budistas del templo Haeinsa, fueron confeccionadas en buena parte con madera de cerezos. Las flores apenas tienen perfume, por lo que tampoco se las aprovecha para fabricar tés o aceites. En otras palabras, los cerezos existen única y exclusivamente para ofrecer su efímera belleza a principios de la primavera. Además de Yeouido, otros lugares de Seúl para disfrutar de los cerezos en flor, son el Parque del Lago Seokchon, el parque del monte Namsan y el palacio Changgyeonggung. De hecho, el festival de cerezos más importante de Corea no es el de Yeouido sino el de Jinhae, una pequeña ciudad del sur de la península coreana, que se enorgullece de ser la ciudad con más árboles de cerezo en el mundo. Sin duda, allí donde hay cerezos, hay fiesta en esta época del año.