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Las esculturas pueden tener propósitos muy diversos, desde fines religiosos y políticos, hasta estéticos y de carácter decorativo, pero quizá el más significativo es realzar la figura de un personaje importante. Y esa es precisamente la función que tendrá la estatua de San Andrés Kim Tae Geun, que será instalada en un nicho exterior de la basílica de San Pedro, situada en la Ciudad del Vaticano.

El primer sacerdote católico de Corea y mártir nació en 1821 en el seno de una familia noble. Fue bautizado a los 15 años en un periodo donde en el país predominaba el confucianismo y los cristianos eran perseguidos por causa de su fe. En 1837 viajó en secreto a la colonia portuguesa de Macao para estudiar la palabra de Dios y después siguió sus estudios en Filipinas hasta que en 1845 fue ordenado como sacerdote en Shanghái.

De regreso a Corea predicó la religión cristiana, pero fue detenido y sometido a interrogatorios y torturas con el propósito de obligarle a renunciar a sus creencias. Sin embargo, no abandonó la fe y el 16 de septiembre de 1846 fue condenado a muerte por no apostatar, después de tan solo treses meses de ser ordenado sacerdote y a la joven edad de 25 años.

Andrés Kim Tae Geun fue canonizado junto con otros 102 mártires en 1984 por el papa Juan Pablo II durante su visita a Corea, para celebrar los 200 años de presencia católica en el país.

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La idea de erigir una estatua del difunto sacerdote coreano fue del cuarto purpurado de Corea, Lázaro You Heung Sik, para conmemorar el 200º aniversario del nacimiento del santo patrón coreano y hacer un homenaje a una figura tan importante de la historia de la Iglesia. Al respecto, la Conferencia Episcopal de Corea del Sur dio a conocer que el pontífice aprobó la solicitud y que dedicarán una estatua del santo coreano en la Santa Sede.

La obra fue encomendada al escultor coreano Han Jin Seop, graduado de la Academia de Bellas Artes de Carrara en Italia. Según la Conferencia Episcopal de Corea, la imagen estará hecha de mármol y tendrá una altura de 3,77 metros. En cuanto a su apariencia exterior, estará de pie con los brazos abiertos, como gesto de aceptación de todas las cosas, y vestido con un traje y sombrero tradicional coreano, enfatizando las líneas y suaves curvas de la prenda. 

Por ahora no han dado a conocer las fechas concretas de su instalación, ni tampoco de la Bendición de la escultura por parte de su Santidad Francisco, quien previamente calificó al primer sacerdote coreano como un testimonio ejemplar de fe heroica e incansable apóstol de la evangelización en tiempos difíciles.