ⓒ Studio Velvet Underground 

El célebre fotógrafo Kim Jung Man falleció el 31 de diciembre de 2022 a los 68 años de edad a causa de una neumonía. Como ilustre representante de la primera generación de fotógrafos coreanos, fue reconocido dentro y fuera del país por sus múltiples trabajos de fotografía artística y comercial. 

Kim Jung Man nació en 1954 en Cheorwon, Gangwondo. En 1971, a los diecisiete años, se mudó a Burkina Faso cuando su padre fue destinado a ese país de África occidental como médico militar. Su siguiente parada fue Francia, donde empezó a estudiar pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Villa Arson. Posteriormente sintió que su verdadera vocación era la fotografía y cambió de disciplina. Debutó en 1975 con una exposición individual en Niza, Francia, y obtuvo atención internacional dos años después al ser galardonado en 1977 con el premio al mejor fotógrafo joven en Los Encuentros de Arlés, uno de los festivales de fotografía más importantes del mundo. Ese mismo año fue seleccionado como artista más joven de entre los 80 Fotógrafos de Hoy en Francia. 

Los trabajos de este artista coreano ocuparon las páginas de las más prestigiosas revistas de moda como “Elle” y “Vogue”. A su regreso a Corea en 1979 comenzó a destacar como fotógrafo comercial y de moda. No en vano, la cámara de Kim Jung Man captó la esencia de casi un millar de estrellas de la música, el cine y las pasarelas. También fotografió imágenes para posters de grandes películas como “The Host”, dirigida por Bong Joon Ho, y “La Dolce Vita”, del director Kim Ji Woon. 

Reconocido como fotógrafo de renombre y galardonado en múltiples ocasiones, en 2006 decidió dejar de hacer fotos comerciales y se dedicó a retratar la belleza natural de Corea, incluidas las islas Dokdo, con su lente.

Además de destacar por sus premios y sus retratos de celebridades y paisajes, este fotógrafo coreano era bien conocido por sus actividades benéficas. Mostró su lado más noble y solidario con varias exposiciones fotográficas con fines caritativos, donde donaba todo el beneficio de las entradas para ayudar con tratamientos médicos a los más necesitados y a familias con bajos ingresos económicos.

Durante una entrevista expresó que había intentado captar con su lente las imágenes de seres heridos y marginados, para mostrar al mundo de que en cada una “de esas cicatrices” podía hallarse belleza. En otra entrevista confesó que había vivido egoístamente, pero la fotografía le había ayudado a ser mejor persona, afirmando que le gustaría ser recordado como un apasionado de la fotografía.

Tras darse a conocer en Nochevieja la noticia de su fallecimiento, las redes se llenaron de comentarios, recuerdos y mensajes de condolencias dedicados a este célebre fotógrafo que dejó una gran huella en Corea. Sin duda, será recordado como persona de buen corazón y como uno de los fotógrafos coreanos más importantes.  Su adiós deja un vasto y múltiple legado en la historia de la fotografía del país.